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jueves, 26 de mayo de 2011

La bi bi ci

Habrá que reconocerle la gallardía. Además del peso intelectual de su trayectoria. Sí, me estoy refiriendo a Beatriz Sarlo, la autora de "La audacia y el cálculo", el libro en el que analiza el kirchnerismo y el uso de Facebook, Twitter y blogs, según su óptica de opositora.
La vieja dama digna fue a 6,7,8 sabiendo que, numéricamente al menos, estaba en desventaja. Pero fue y debatió. Conducta que no asumen Santiago Kovadloff, Martín Caparrós y otros adversarios de fuste del proyecto nacional y popular.
De esa noche luminosa me quedan algunas conclusiones que pongo a disposición del amable público lector, aunque reconozco que mis textículos no sé si están al nivel de los argumentos sarlianos, ni a las alturas del discurso de Ricardo Forster y Gabriel Mariotto, los otros invitados al festín dialógico.
De movida nomás, Sarlo arrancó con los tapones de punta. Que los informes del programa recortan la realidad. Eso dijo. Y cuando Carlos Barragán le argumentó que la televisión es la que recorta la realidad y que ellos estaban en un programa de televisión, se produjo la primera patinada de la noche. Pero Sarlo, experimentada patinadora de élite, volvió al ruedo. Que de esos informes no surge una idea clara de qué está pasando en España, por ejemplo. Y, rarísimo, pero nadie le explicó que sí está claro como el agua de un río de montaña. Que en España, como aquí, los medios concentrados y los políticos conservados obedecen al mismo patrón. Y entonces, con una década de atraso, se pusieron a pensar que quizás si acampan algunas ideas dignas el sistema se conmueva y los reintegre a su seno. Hablo de los jóvenes, todavía sin un instrumento eficaz que les sirva de cauce.
Siguió el asunto. Que según estudios el 70% de los argentinos no nos ocupamos de la política. Nunca dijo a qué estudio se refería. O sea, aprendió rápido los códigos televisivos: recortó. Pero, mejor aún, tras cartón elogió la participación del 75% del electorado santafesino en las internas simultáneas celebradas en esa provincia. Otra vez al pasto en las canchas de las contradicciones.
Se sacudió los restos de chipica inglesa y recordó que ella escucha la BBC de Londres para entender lo que sucede en Bolivia, por ejemplo. En inglés, of course. Mariotto, haciendo gala de cinturita de bailarina clásica, definió ese gesto como tilingo. A Sarlo se le arrugó el labio superior en un gesto que, al menos yo, entendí como si hubiese recibido un revés delpotriano. Mirá si hay que saber inglés para entender qué carajo pasa con los qom en Formosa, oh shit.
Escribe en La Nación y es columnista en Radio Mitre. Es decir, no se priva de nada. Entrevistada por la revista Debate declaró no leer Clarín, aunque en la noche de marras afirmó lo contrario. Agregó a la lista a su diario y a Página 12. Que sí, que a veces, que un poco, que lo recibe pero no lo lee tanto. El pasto, again.Ya empezaba a recular y se había olvidado las chinelas at home.
Que Página no trata el tema INDEC. Tomó la raqueta discursiva Nora Veiras y, como es habitual en ella, descargó una misilada de información que concluyó con Sarlo pidiendo minuto técnico.
Pero el passing shot estaba por llegar. Orlando Barone, el único coetáneo de la invitada vip, tocó la fibra ética. Sarlo escribe en un diario en el que se miente a mansalva, es columnista de un radio del Grupo cómplice de sospecha de haberse apropiado de la empresa de fabricación de papel para diarios en una sala de torturas y cuya dueña esquiva desde hace 10 años la investigación por la supuesta adopción fraudulenta de dos chicos hijos de desaparecidos. Cuando el periodista hacía mención a este asunto, la intelectual le saltó a la yugular, al grito de "Conmigo no, Barone".
Me pregunto, ¿por qué no?, ¿de qué clase de inmunidad goza una escritora por muy prestigiosa que sea? ¿Los principios éticos tienen acaso un límite para unos y otro distinto para otros?
La TV Pública demostró madurez y fortaleza ideológica. Se derrumbó el mito de la imposibilidad de compartir un espacio mediático estatal entre personas de distinta visión política. Y, sobre todo, avanza la idea de que ciertos sectores del llamado progresismo vernáculo se quedaron sin discurso, a partir de 2003, y buscan frenéticamente disfrazar el gorilismo con términos rebuscados y escuchando la bi bi ci of London.

martes, 24 de mayo de 2011

Es el gauchito, gil.

El libro apareció en 1872 y, dicen los que saben, se leía en las pulperías y lugares de concentración popular. Su autor, José Hernández, describe las penurias y aventuras del gaucho argentino asediado por el empuje de la dirigencia política que pretende instalar (y lo logra) a nuestro país como furgón de cola del capitalismo emergente. Para eso necesita sacarse de encima a ese personaje de quien Sarmiento aconsejó "no ahorrar sangre". Luego vendría la segunda parte, en 1879, en la que el autor transa con el poder y pinta un gaucho acomodaticio, ése que se hace amigo del juez y no le da de qué quejarse. Fin de la rebeldía y el protoanarquismo. Será Lugones, también anarquista en sus inicios, quien santificará la obra literaria como un intento lúcido y perverso de oponer cultura nacional a la carga compleja, rica y libertaria de los inmigrantes de fines del siglo XIX y principios del XX, que venían a poblar estas tierras para sumarla, precisamente, al tren de la historia del supuesto progreso capitalista. Le denominada Campaña del Desierto ya había exterminado la resistencia aborígen y sentado las bases de la oligarquía terrateniente. Indios y gauchos eliminados, la clase dirigente quiso navegar con la vaca atada.
Pero no es del libro "Martín Fierro" que trata este textículo.Desde junio de 1959, APTRA (Asociación de Periodistas de Televisión y Radio de Argentina) viene entregando premios a las producciones destacadas del año anterior. En un principio eran sólo diez los socios organizadores. Hoy son casi cien. La entidad tiene, evidentemente, fines de lucro, más allá de lo que digan sus estatutos. La historia reciente de cada ceremonia sirve de crónica repetida de la certeza de la afirmación. Este año, además, el asunto viene mezclado con la realidad política nacional. Por un lado, el Grupo Clarín, organizador de la fiestita y principal y casi única fuerza opositora al gobierno popular y, por el otro, ese mismo gobierno que logró la sanción de una ley de medios democrática y pluralista y denunció la monopolización de la producción de papel para la prensa, y la sociedad con el genocidio, por parte de la más perversa máquina de mentir que ha parido nuestra sociedad.
Me pregunto si no habrá llegado el tiempo de empezar a pensar una evaluación de las producciones artísticas que esté más de acuerdo con los cambios de paradigmas que estamos construyendo. Y me respondo que sí. Que APTRA y sus secuaces sigan con sus desfiles de frivolidad, con sus premios según la guita que ha puesto cada medio, con su pátina mentirosa de objetividad (por eso, sólo por eso, premian a Paenza y Capusotto), con sus ríos de tinta para saber cuál diva estuvo más ridículamente empilchada, si los presentadores cometieron furcios, si los homenajes produjeron lágrimas de emoción o hipocresía (a Balá lo aplaudieron fervorosamente los mismos que le negaron un puesto de trabajo durante los últimos veinte años).
No sé el monto de la tarifa, pero es vox populi que los premios llegan según lo aportado y si a eso le agregamos el ingrediente ideológico explícito, tenemos el guiso cocinado. Nadie me lo contó, lo viví cuando fui nominado a los gauchitos del interior (porque como usted ya sabe, Buenos Aires es el exterior y entonces no hay que mezclar). Sucedió en Córdoba. Mientras la Mona Jiménez animaba la noche se acercó un aptro y le dijo al capo de nuestra delegación que de seis nominaciones la radio había obtenido sólo una (un programa infantil conducido por un chico ciego y la hija del dueño de la radio) porque ese año habían puesto muy poco.
Debe haber cientos de casos parecidos.
Así como se está gestando una nueva medidora de audiencias que termine con el monopolio de Ibope; así como, desde distintos sectores, venimos proponiendo un cambio en la estructura de la Feria del Libro y que pase a ser una fiesta nacional e integradora de las producciones literarias de todo el país; así también soñamos con una ceremonia de premiación que tenga en cuenta lo mucho y bueno que se hace en radio y televisión en la Argentina toda, al amparo de las nuevas voces e imágenes que están surgiendo como consecuencia lógica de la vigencia efectiva de la Ley de Medios de la democracia.
Y que Susana, Mirtha, Tinelli y Chiche sigan regodeándose en su basural vip.
Mientras tanto, ejercer la dignidad de no ir, no hacerse cómplice de la puesta en escena. Como hizo Sandra Russo, por ejemplo.

miércoles, 18 de mayo de 2011

Señorita, el niño Mario me dijo estúpido

A Juan Cruz Ruiz, sinceramente

Como se sabe anduvo por estas tierras Mario Vargas Llosa. Cuando parecía aquietado el polvaderal por su visita él mismo se encargó de zapatear, al mejor estilo malambo trucho, y volver a poner su nombre en las primeras planas de los noticieros televisivos, radiales y títulos catástrofes de los diarios argentinos. Sí, lo que acaban de leer es una humorada. Apenas un puñado de medios dio cuenta de la respuesta del marqués nobelizado a la solicitud que, casi 20 días atrás, le hiciera Hebe Pastor de Bonafini, nuestra Madre.
Con una paciencia no habitual en ella la presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo le solicitó que sume su firma al petitorio por la defensa de la libertad de expresión, vulnerada por la empresa Cablevisión, del grupo Clarín, que impide a sus usuarios y abonados ver el Canal CN 23, infringiendo la ley y haciendo caso omiso a reiterados fallos judiciales. En CN 23, Bonafini y la cantante Teresa Parodi conducen un programa denominado "La Clementina".
La respuesta llegó. Según el escritor peruano el conflicto es entre una empresa y una cantante y, por lo tanto, no afecta la libertad de expresión. Estuvo casi 20 días averiguando y llegó a esa conclusión. Tremendo síntoma de neuronas lentas.
En la Argentina, Juan querido, nadie come vidrio. Es un elemento que no integra la dieta nacional. Desde los poseedores de mentes primitivas, como Mauricio Macri o Susana Giménez, hasta filósofos y científicos del más alto nivel, como León Rozitchner y Adrián Paenza, todos TODOS sabemos que el conflicto no es con Parodi. Entonces, me pregunto, y te pregunto, ¿quién le autorizó a tratarnos de estúpidos?, ¿no sería más creíble y honesto decir que sus convicciones ideológicas lo hacen ser solidario con el cuasimonopolio mediático?, ¿es tanto el deterioro ético y moral de quien alguna vez escribiera maravillosas piezas literarias?, ¿convertirse en un producto comercial-artístico de élite puede llevar a una persona a degradarse de tal manera?
Está claro para buena parte de nuestra sociedad que Vargas Llosa ha dejado de ser sólo un gran escritor. Consiguió el Nobel de literatura, fue designado marqués, vende libros como si fueran zanahorias, da conferencias propalando las supuestas bondades del más crudo neoliberalismo, cacarea libertades supuestamente conculcadas en Venezuela, Bolivia, Ecuador, Cuba y nuestra patria, pero elude solidarizarse con las mujeres que son el mejor ejemplo de lucha por esas libertades que tanto dice defender urbi et orbi.
A menos que esté buscando sumar al Nobel, el premio Noble a la complicidad.

lunes, 16 de mayo de 2011

Metáfora

Hay noticias que parecen redactadas por algún poeta maldito, esos que se encargan de revolver en la basura del alma humana y sacan a la luz nuestras peores pesadillas. Lástima que, al revés, ya no queden periodistas que poeticen ciertas noticias.
El Director Gerente de nuestro bienamado Fondo Monetario Internacional, el ilustre político ¡socialista! francés, Dominique Strauss-Kahn, parece que anduvo correteando a una mucama del Hotel Sofitel, de New York, la manoseó, quiso sacarle la ropa y la obligó a practicarle sexo oral en la habitación 302, a 3 lucas verdes la noche (la tarifa del hotel, no la oralidad). Todo, presuntamente. No se conoce, hasta donde yo sé, la identidad ni la foto de la víctima denunciante, sólo que tiene 32 añitos y que sus compañeritos de laburo la respaldan (no digo la apoyan para evitar ambigüedades, siempre perversas). Como en el caso de la muerte de Bin Laden: sin fotos, sin vergüenza el sinvergüenza.
Volviendo al capo de los tutores de la ortodoxia financiera mundial, parece que le van a hacer un análisis de ADN y lo van a comparar con los restos que, otra vez presuntamente, tenga la niña bajo las uñitas. Salvo que nuestra prócer de la verdad mediática impoluta, Ernestina Herrera de Noble, le dé un curso acelerado de cómo burlarse de la justicia, por lo menos por una década.
La cuestión es que el gol de Palermo y sus lágrimas de emoción me sumieron en un estado de reflexión tan intenso que descubrí, para mi propia sorpresa, que lo que el pícaro Dominique había, uf presuntamente, hecho con la mucamita no era nada distinto a lo que viene haciendo la prestigiosa institución que el distinguido acusado gerencia.
Nos ha perseguido por los pasillos de la economía global, nos ha manoseado las ricuras (perdón, las riquezas), ha intentado desnudarnos, o sea dejarnos en bolas y tetas (y tantas veces lo ha conseguido con la complicidad explícita e implícita de nuestros gerentitos de turno) y, tal vez la única diferencia, esos mismos gerentitos le han practicado sexo oral casi con fruición digna de mejor causa.
Hace un tiempo, poco tiempo si tomamos perspectiva histórica, que no nos andan correteando por los pasillos, ya no nos manotean las ropas (aunque ganas no les faltan) y podemos mirarlos como se mira a los viejitos perversos. Con una mezcla de asco y cierta sonrisa enigmática, como recordando que alguna vez alguien se puso los pantalones y les pagó todos los servicios prestados y los mandó a la puta madre que los parió en Breton Woods.
Apenas, una metáfora.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Cambio de dieta

Aquí estoy. Anduve por la ciudad macrinizada (ojalá que por poco tiempo más) cosechando libros y sembrando proyectos. De antes de partir de esta provincia jaquizada (ojalá que por poco tiempo más, aunque...) me quedan algunas reflexiones pendientes que parecen viejas por obra y gracia de la vertiginosa manera que tienen los medios de digerir la realidad.
Por ejemplo, la semántica de algunos dirigentes sindicales, los que alguna vez fueron obreros. Una de las burlas más frecuentes a que son sometidos dice que los tipos se comen las eses. Y es verdad. El discurso de Hugo Moyano, el titular de la CGT, en el acto por el Día del Trabajador, es un buen ejemplo. La derecha explícita, es decir los dueños de los medios de producción y de los medios fabricantes de mentiras; la izquierda pseudoacadémica, la que califica al electorado como de baja calidad cuando le vota en contra y, en cambio, lo eleva al sublimaje en Andalgalá, ambas asimetrías a la vez, se hacen un festín cada vez que Moyano, el Negro, dice compañero en lugar de compañeros, o explotadore en lugar de explotadores. El tipo se come las eses.
Pues bien, los argentinos nos hemos pasado buena parte del siglo pasado, por no irnos más hacia atrás, y los primeros años de éste haciendo más o menos lo mismo.
El 6 de setiembre de 1930, pongamos, empezamos. Luego tuvimos a Hugo Wast como Director de la Biblioteca Nacional o Ministro de Educación, a Óscar Ivanisevich como Rector de la UBA. En 1955, hicimos gárgaras con la Libertadora, la fusiladora. Parecía que no nos cansábamos de comérnosla. Durante la dictadura, a veces, la dieta venía adornada con hostias bendecidas. Cavallo, Menem, la Alianza, Duhalde, Barrionuevo, Carrió y una larga lista nacional, con alguna ayudita de organismos internacionales, nos indigestaron. Hasta que llegó el momento, los momentos, en que preferimos cambiar la dieta. Hoy me cae mejor, digiero mejor a quien se traga las eses que a todos y todas los que nos hicieron comer sus heces.